Mis experiencias con Couchsurfing (durmiendo en casa de extraños)
Ayer con una amiga, hablando de el trato de los hombres para con las mujeres y con el mundo, me surgió y me acordé la anécdota de un par de tipos en los cuales me quedé en sus casas. Y hablo de la experiencia de Couchsurfing.
Para el que no conoce o lee esta palabra por primera vez, se trata de una aplicación para viajeros en la que vos podés hospedarte en la casa de alguien (también registrado en la app y apto para recibir visitas) de manera gratuita. El fin y el objetivo de la app, es conocer primeramente nueva gente, de otras culturas, y compartir el día a día con ellos ayudando también a tu bolsillo. Sabemos que los viajeros o nómadas, no tenemos mucho dinero como el clásico turista que quizás destina el salario en buenos hoteles o no es nuestro estilo al menos.
En fin, el término se masificó, uses o no la app, siendo que alguien te hospeda en su casa de manera gratuita o viceversa.
Me acordé entonces, de mis experiencias con este tipo de «canje».
Obviamente siendo mujer, mi familia no estaba muy contenta que digamos y sinceramente preferían darme el dinero para que duerma en algún lugar «decente».
A mí no, a mí me gusta conocer gente en cualquier lado, de cualquier manera. Y si esto implica aventura, mejor. Acá vamos entonces.
PRIMER EXPERIENCIA.
Mi primer viaje sola, fue a la Patagonia cuando tenía 25 años. El destino fue Villa La Angostura. Cai en la casa de unos chicos, de los cuales el amigo del dueño me fue a buscar a la terminal.
Entro a la casa, llena de chabones. Eran todos hombres, aproximadamente 6,7. Sentía que estaba entrando en la boca del lobo. Pensaba en mi vieja. Me decía a mi misma: si madre sabe esto se me desmaya.
La casa era un jolgorio total (que palabra de vieja Melisa!). Podrán imaginarse ustedes.
A las pocas horas, llega otra chica. Una catalana que iba a hospedarse también allí.
Bueno, al menos ya no estoy sola, pensé.
Y así pasaron los días, de lo más tranqui, los pibes re divinos hacían joda todos los días.
A veces hacia trekkings sola, a veces con Laia la catalana, y así.
Todo de maravillas para ser mi primer experiencia.
La última noche mía en VLA, festejaba su cumpleaños el dueño de la casa. Obviamente pinto descontrol. Terminó todo a eso de las 4am, yo quería levantarme temprano para aprovechar el último día de pedaleada y aunque sea hacer 2 de los 7 lagos en bici.
Nos acostamos en el cuarto de arriba, la catalana, y yo en un colchón. El dueño de la casa y un amigo en otro. En breves minutos, el dueño de la casa reclamó que no podia dormir en el mismo colchón que su mejor amigo. Yo con tal de dormir, poneme a dormir afuera si querés. Pero dejame dormir. Me tocó entonces, dormir con el amigo. Me abrazaba, se hacia el gil y claramente lo saqué cagando. No jodió mas. Al rato, Mauro el dueño se levanta. Del estado en el que estaba, se choca con todas las paredes, se cae arriba nuestro.
De repente se escucha un ruido como de canilla abierta…
Yo solo rogaba que lo que estaba pasando no sucediera encima mío.
A la mañana cuando me levanto, un charco enorme y mi ropa estaba TODA orinada. Había dejado una calza preparada, medias y la toalla había quedado por ahí. Así que eso, se empapó todo. La única calza que tenía, ya no podía usarla. Tuve que salir esa misma mañana a comprarme un jogging o algo, y recuerdo que me rompieron el orto. Lo mismo la toalla, llegué de la bicicleteada y quería bañarme. Me sequé con los pedacitos de toalla que no habían sido meados. Una bella experiencia.
Fue el día más amargo del viaje. No podía creer que terminará con ese sabor de bronca. Tuve la delicadeza de al menos comprarles unos alfajores por darme un techo, le dije lo que había pasado porque ellos seguían como sin enterarse de todo lo sucedido y me fui.
SEGUNDA EXPERIENCIA
En ese mismo viaje, luego de VLA me fui a Bariloche. Ya traumada por la situación, iba a caer a la casa de otro hombre. Este era Santi, un pibe súper copado, un bombero rasta. Lo primero que hice fue contarle lo que me había pasado y puedo todavía escuchar su risa burlona y mis ganas de cagarlo a piñas.
Con Santi no tengo nada malo que contar, porque la experiencia fue increíble. Nos cagabamos mucho de risa, era muy atento y me hacía bullying por cuálquier cosa. Pero al menos, no me meo la ropa. El jipi, es una de las personas con las que conservo contacto y le tengo muchísimo aprecio.
No voy a contar toooodas las experiencias porque fueron muchas, y muchas realmente muy lindas.
Estás últimas dos que siguen si merecen ser contadas. Una porque demuestra los momentos mágicos que suceden al viajar, y la otra casi igual pero que deja en evidencia primeramente que algunos chabones son una basura.
EL MAS BIZARRO
Tuve alojamientos de todo tipo y color. Casitas hermosas, lujo total, casitas humildes llenas de amor y otras medio bizarras pero no por ello peores. Y siempre agradecida de haber tenido como sea un techo y poder dormir calentita.
Este fue en Rio Gallegos, viajando con mi pareja. El tipo, H, nos avisó que tenia una casa que estaba en construyendo que estaría llena de polvo y no tenia mobiliario pero que si nos servía tirar dos colchones, estaba allí para nosotros.
Asi que bueno, aceptamos obviamente porque no teníamos muchas alternativas. La casa sólo disponía de una cocina, horno. Una estufa, y un baño no ducha. Nada mas. Y con eso, fuimos felices. Ibamos a hacer las compras, y la alacena era un rincon del piso de madera. La foto de la portada, es de esta casa que les cuento. Calefacción no faltaba ni en pedo, tenía dos estufas que tiraban a lo loco y por suerte teniamos cocina para poder cocinarnos. Así que ahí nos ven, merendando unos tesitos en el piso como indiecitos. Pelando y cortando la cebolla en el sopi. El baño no tenia bacha, así que nos lavabamos los dientes y los platos en la ducha.
Era todo como el antiguo sistema, a la vieja usansa. Pero como dije antes, siempre agradecidos de tener este espacio para poder dormir. Nunca nos faltó un techo donde permanecer.
OTRO VIAJE
Estando en pareja, dicidi que quería tomarme un tiempo para mí y tomar las riendas de mi viaje. Un poco cansada de ir como pichicho para todos lados, quería ir al Chaltén a conocer por primera vez.
Fui hasta ahí a dedo, y cai al pueblo sin un peso. Me quedaban, para ser exactos 100 pesos y tenía algo de plata en la cuenta que era de mi pareja de ese entonces, y la cual no quería tocar.
Averigüe en varios hoteles, hostels y demás si les copaba la idea de hacer intercambio por fotos y yo poder alojarme. Había mucha demanda de gente en ese entonces y estaba bastante dificil
Cai en uno de los hostels, Ofrecí intercambio y también, me dijo: mira es difícil, yo te entiendo porque también soy viajero y estoy acá como vos. La noche salía $150. Podría llegar a pagar esos $50, con la plata de la cuenta o ver de hacerla en esos días. Algo iba a surgir. El pibe me dijo: «olvídate». No te hagas problema por esta noche. Yo no lo podía creer y es hasta el día de hoy que le agradezco.
No puedo nombrarlo, pero él sabe que lo quiero un montón. Mientras esperaba ahí mismo que hagan la habitación, etc, aparece Mariano. Un fotógrafo que me habló cuando supo que estaría yendo al Chaltén, me vio ahí, me reconoció y me preguntó si tenía donde parar. Le dije que no, que solo por esa noche me quedaría ahi pero luego no sabía.
Así fue que Mariano me invitó sin conocerme ni nada, a quedarme en su
casa. Estuve un buen tiempo, hasta que no me soporto más y me fui a Calafate jajajaja.
Como ya había gente que sabía que estaría viajando por Chaltén y Calafate, me escribian para salir a fotear o lo que sea.
Aca apareció este personaje, que ya desde antes de viajar me decía que si iba a Calafate me llevaría a la navegación por el glaciar, que me podía quedar en su casa, etc.
Llegue a Calafate, le pregunté si podía quedarme allí, me dijo que podía hacerlo el tiempo que quiera. Estuve un par de días, y de un día para el otro me dijo que se iba a hacer una expedición, y que vendrían unos amigos a quedarse en su casa. Qué entonces, debería irme. Intuyo que porque le hablaba todo el día de mi novio el vio rápidamente que no tendría chances, entonces ya «no me quería en su casa». Esa fue la conclusión que saqué
Pero bueno, empecé a guardar mis cosas y preguntarle a los pocos conocidos donde podría quedarme.
Hice un día un taller de Lightroom, el cual una de las alumnas (eran tres) puso su casa para hacerlo. Ella misma me ofreció llevarme luego a mi casa, y le dije que esa era la última noche que pasaría allí ya que el dueño me había dicho que tenía que irme. Automaticamente, ella, Nadia me dijo: y por qué no te quedas acá? Podés quedarte en esta casa si querés, yo no estoy viviendo Acá ahora, y ya viste que es medio un quilombo pero podés quedarte. Los ojos estaban al borde de llenarse de lágrimas porque sinceramente cuando pasan esas cosas en el camino sin que te las esperes, no podés justificarlas o llamarlas de otra forma que MAGIA. Entonces me dió las llaves, me presento con el vecino por cuálquier cosa, que le pida la clave de internet, etc. En definitiva me había dejado una casa para mí sola.
Y así, le volví a romper las pelotas cada vez que fui a Calafate.
Pero me pareció lindo contar estas experiencias, porque cuando a veces es todo nefasto o una mierda, sale el sol y te ilumina la tarde. Lo más importante, es llevarse después el haber conocido a esas personas y poder volverlas a cruzar.
Ah, y a todo esto caminando hacia la casa a buscar mis cosas, me cruce con Rodri, un pibe que había conocido en Ushuaia que no se qué carajo hacía en Calafate y me llevo a mí y mis cosas en su cuatriciclo al nuevo hogar.
Me gustaría que me cuenten debajo en los comentarios, qué sintieron con las experiencias y si alguna vez les pasó algo igual.
Gracias por leer <3