Es la una de la mañana, y acabo de bajar. Aquí preparando en el domo de Puesto Rincón el aislante y la bolsa, para por fin descansar de una larga trepada.
El guardaparque del Parque Nacional Patagonia, me acercó hasta el mencionado puesto, para evitarme de hacer unos cuántos quilómetros caminando. En principio mi plan delineaba ascender a la meseta aún de día, pasar allí la noche y bajar al amanecer, luego de hace unas cuántas fotos.
Llegamos al puesto alrededor de las 20hs, con lo cual ya quedarían algunas pocas horas de luz. Me agarró la salida de la luna, por encima de una laguna con abundante avifauna en una de las últimas paradas antes de llegar a la tan ansiada cumbre de la meseta, con sus 1400msnm. Fui todo el camino entusiasmada pensando en las posibles tomas que haría, de yo adentro de la bolsa alumbrando con la linterna frontal la luna, las estrellas, el lago Buenos Aires de fondo, y muchas otras tomas más.
Faltaba muy poco, cuando enciendo la linterna y veo OJOS. Esa es mi táctica para saber si hay algún animal cerca, ya que con la luz de la luna veo perfectamente el terreno, pero con linterna que ilumina sus ojos puedo ver rápidamente cualquier bicho sea grande o pequeño.
Dichos ojos, pertenecían a un guanaco, que tan asustado como yo, estaba parado en medio de la subida, pensando quien sabe qué, pero probablemente que yo era un depredador.
En ese momento jugué o me sentí su cazador. El con miedo, yo sacándole fotos muy tranquilas, mirándolo con admiración.
No faltaron minutos que comenzó a alertar a la manada de mi vista, y el posible peligro inminente.
Su relincho revotaba y daba vueltas por todos los rocones del ascenso, se escuchaba fuertemente por todos lados. En ese momento mi discurso cambió, y me sentí tan presa como el. Me dije para mis adentros, dejá de hacer eso, porque estás alertando al puma brindándole información, y no sólo vendrá por vos, si no por los dos.
Pensé lo espectacular que sería de igual forma, poder capturar bajo la luz de la luna, el momento donde viene el puma y lo depreda. Sería espectacular, pero luego me desdije y pensé, mejor no. No esta noche, que estoy sola, y… es de noche. No gracias.
Hizo su alerta por un largo más, hasta que me fui acercando, de paso subiendo más y se fue. Yo comencé a llorar. No porque me diera vergüenza llorar delante de él, sino porque así bajó mi sentimiento y agradecí por este momento.
Aqui van un par de recomendaciones para los amantes de este maravilloso invento que es la bici. Recomiendo cosas que me gustan, que me resultan interesantes y quiero compartirlas con vos. Contame abajo en los comentarios que te parecieron!
Un himno a la naturaleza, un poema cinematográfico. Una inmersión sensorial en el corazón del mar patagónico acompañando la vida de la ballena franca austral. Enfocado en las emociones y los detalles de la naturaleza para comprender, por amor al mar.
Dirigida por Kevin Zaouali y producida por Santiago Sainz-Trápaga y Kevin Zaouali. Argentina (2018).
La Tierra de Noche
La Tierra de noche, una serie documental que muestra la naturaleza a oscuras y en difrentes partes del mundo, desde Alaska a la Patagonia chilena.
El documental describe mediante imágenes y entrevistas el trabajo de los astrónomos en el desierto de Atacama, a tres mil metros de altura, cuyos cielos privilegiados lo han convertido en uno de los mejores observatorios astronómicos del mundo. En contraposición, la sequedad y salinidad del suelo preserva los restos humanos casi intactos, momificando los cadáveres. Mientras los astrónomos buscan la vida extraterrestre, un grupo de mujeres, familiares de detenidos desaparecidosde Chile durante la dictadura militar de Augusto Pinochet, continúa buscando los restos de sus seres queridos.
Mountain
Con imágenes espectaculares y una narracion que invita a la reflexión, esta película lleva a los espectadores a las cimas de las montañas más increíbles del mundo.
Platón: fotografía
Los impasibles retratos de Platon capturan el alma de líderes mundiales y de gente común y corriente. Una sesión con Colin Powell revela partes de su proceso.
El Volcán Adorado
Esta película narra el viaje de Christian Vitry a la cumbre de un mundo perdido. Antropólogo de altura y director del programa Qhapaq Ñan, en 1999 formó parte de la expedición que extrajo a los Niños del Llullaillaco del volcán. El hallazgo tuvo una gran repercusión mundial, así como un enorme impacto social en las comunidades de la zona. Antes de iniciar el ascenso, Vitry y su equipo deben pedir permiso en Tolar Grande, la comunidad kolla más cercana a la base del volcán, para buscar una respuesta posible a una antigua pregunta, ¿cómo nos relacionamos con una montaña sagrada?
Maravillas Ocultas de Argentina
¿Alguna vez pensaste como sería vivir siempre todo como si fuera la primera vez?, vivir como en un constante ahora. Este es un viaje a cumplir el enorme sueño de descubrir las maravillas ocultas de Argentina, a conocer el ritmo y tradición de los extremos de nuestro país, visitando regiones a las que nunca antes habíamos llegado; destinos que rodean a esta selecta lista de maravillas naturalmente imponentes. Esos lugares no tan conocidos que nos han hecho vivir como nunca antes lo habíamos hecho. Un viaje de 24 días, con 8 vuelos, con más de 4000 kilómetros en camioneta, llegando a lugares casi intactos de la mano del hombre, conectando con lo más profundo de nuestro amada Argentina.
Noctamove
Un corto timelapse nocturno donde Runben Guo recopila todas las salidas nocturnas del verano 2017.
Conciencia
Quería condensar en pocos minutos, de manera visual y emocional, cuál creo que es la causa de nuestros más grandes problemas hoy en día: la falta de conexión y conciencia, con nosotros mismos y la naturaleza que nos rodea. Ese creo que es uno de mis mensajes más importantes, y por ello he dedicado tanto tiempo y cariño a crear este vídeo. Aumentar nuestra conciencia respecto a todo lo que nos toca en nuestra vida, creo que es el camino de menor sufrimiento y mayor evolución.
La Estanciera siempre fue un icono para mi mamá, quien desde que yo era muy chica nos contaba una y otra vez una anécdota, cada vez que veía una. Yo nací y crecí en los 90\’s cuándo ya ese vehículo había pasado a la historia. Eran otros, los autos de moda o más comprados.
Una nostalgia y un recuerdo revive entonces en mi madre, cuando ve una, y nos dice: mi papá tenía una de esas, y nos llevaba a pasear los fines de semana a tomar mate y sentarnos en las lomadas de \»la general paz\». Llevábamos las sillas de la cocina, de paja y madera y en ellas nos sentamos, siendo felices y compartiendo. Repetidas veces, cuando pasábamos también por aquel lugar nos lo recordaba. Claro que en cuanto yo veo una, no demoro en enviarle una foto, y siento ese cosquilleo que seguramente ella siente al contarnos la historia.
El año pasado, en septiembre tuve la hermosa experiencia de pasar una estadía completa, en la Estancia El Pedral. Un casco histórico, de historia galesa en Punta Ninfas, Chubut. Cuando llegamos, guiados por Rita fuimos a hacer avistaje de pingüinos, en su hábitat natural. Realmente era hermoso, caminar por el sendero y descubrirlos como buscando a Wally en dónde se hallaban. En esa época, estos animalitos permanecen más tiempo en tierra ya que están abrigando los huevos de los que luego nacerán sus crías. Así que allí estaban, cobijados entre los arbustos de la estepa patagónica. Luego en la costa, muchos de ellos merodeaban con el fin de alimentarse.
Al regreso de la caminata, un clásico cordero patagónico nos esperaba de la mano del mejor asador. Un recibimiento con empanadas típicas norteñas, y unos ricos vinos. Para terminar de adornar el día de campo, nos deleitamos con un rico te y torta galesa postre típico por la influencia de los galeses en Chubut.
Los turistas que venían conmigo, emprendieron regreso a Madryn luego de un tour por el interior de la propia casa donde habitaban los dueños de la estancia: Los Arbeletche. Yo, me preparaba para capturar las estrellas. Pase mi tarde, sentada en el sofá contemplando el atardecer, y escribiendo el mágico día en mi diario. Mientras, observaba el entorno. La biblioteca y los mles de libros que quería devorar en segundos. Un telescopio, que Camila, la anfitriona no demoró en presentarme a sabiendas de mi pasión: las estrellas, el paisaje y el cielo nocturno.
Se hacía la hora, iban quedando los últimos restos de luz. Un rico plato de salteado de quinoa y verduras, me esperaba tibio en la mesa, preparado por Pablo, el cocinero. ¡Qué decir de sus platos! eran increíbles obras de arte. No solo por como lucian, si no por la exquisitez del gusto.
Pero la noche, no se hacía esperar. De repente, todo en El Pedral se silenció. Los motores enmudecieron, las luces se apagaron, y las estrellas: se encendieron. Se abría el telon para mí, en ese momento. Tenía el escenario perfecto.
Ahí estabamos. La cámara, y yo. Pero también estaba ella, la Estanciera del Pedral. Otra vez, el icono aparecía ahí. Posada al lado de un pintoresco árbol, que resplandecía iluminada por la vía láctea encima. Me regaló, estás bellísimas fotos y debo decir que me tuvo ahí unas horas.
Ya conforme con la producción, elegí descansar algo. Las habitaciones eran bellísimas, con ventanales a los cerros desde todos lados. Acostada, no sé si tenía ganas de dormir o esperar al amanecer. Si bien la propuesta era muy tentadora, venía de días muy agitados y el cansancio me venció.
Amanecí tras un día nublado, pero aún me restaba seguir explorando. Después de un suculento desayuno, Camila me ofreció ir hasta la costa, a disfrutar las cristalinas aguas una vez más antes de irme. Fuimos, como tal vez se imaginarán en la dichosa Estanciera. Qué honor tuve. Mientras íbamos en camino, me contaba que este personaje había sido testigo de numerosas bodas. Cómplice del amor de muchas parejas que elegían esa estancia, y declarar su amor en las costas.
Ahí descendimos, y estaban ellas esperándonos: las ballenas. Fue increíble verlas danzar a la orilla, a escasos metros dónde nosotras estábamos en silencio, sentadas sobre el pedral.
Ayer con una amiga, hablando de el trato de los hombres para con las mujeres y con el mundo, me surgió y me acordé la anécdota de un par de tipos en los cuales me quedé en sus casas. Y hablo de la experiencia de Couchsurfing.
Para el que no conoce o lee esta palabra por primera vez, se trata de una aplicación para viajeros en la que vos podés hospedarte en la casa de alguien (también registrado en la app y apto para recibir visitas) de manera gratuita. El fin y el objetivo de la app, es conocer primeramente nueva gente, de otras culturas, y compartir el día a día con ellos ayudando también a tu bolsillo. Sabemos que los viajeros o nómadas, no tenemos mucho dinero como el clásico turista que quizás destina el salario en buenos hoteles o no es nuestro estilo al menos.
En fin, el término se masificó, uses o no la app, siendo que alguien te hospeda en su casa de manera gratuita o viceversa.
Me acordé entonces, de mis experiencias con este tipo de «canje».
Obviamente siendo mujer, mi familia no estaba muy contenta que digamos y sinceramente preferían darme el dinero para que duerma en algún lugar «decente».
A mí no, a mí me gusta conocer gente en cualquier lado, de cualquier manera. Y si esto implica aventura, mejor. Acá vamos entonces.
PRIMER EXPERIENCIA.
Mi primer viaje sola, fue a la Patagonia cuando tenía 25 años. El destino fue Villa La Angostura. Cai en la casa de unos chicos, de los cuales el amigo del dueño me fue a buscar a la terminal.
Entro a la casa, llena de chabones. Eran todos hombres, aproximadamente 6,7. Sentía que estaba entrando en la boca del lobo. Pensaba en mi vieja. Me decía a mi misma: si madre sabe esto se me desmaya.
La casa era un jolgorio total (que palabra de vieja Melisa!). Podrán imaginarse ustedes.
A las pocas horas, llega otra chica. Una catalana que iba a hospedarse también allí.
Bueno, al menos ya no estoy sola, pensé.
Y así pasaron los días, de lo más tranqui, los pibes re divinos hacían joda todos los días.
A veces hacia trekkings sola, a veces con Laia la catalana, y así.
Todo de maravillas para ser mi primer experiencia.
La última noche mía en VLA, festejaba su cumpleaños el dueño de la casa. Obviamente pinto descontrol. Terminó todo a eso de las 4am, yo quería levantarme temprano para aprovechar el último día de pedaleada y aunque sea hacer 2 de los 7 lagos en bici.
Nos acostamos en el cuarto de arriba, la catalana, y yo en un colchón. El dueño de la casa y un amigo en otro. En breves minutos, el dueño de la casa reclamó que no podia dormir en el mismo colchón que su mejor amigo. Yo con tal de dormir, poneme a dormir afuera si querés. Pero dejame dormir. Me tocó entonces, dormir con el amigo. Me abrazaba, se hacia el gil y claramente lo saqué cagando. No jodió mas. Al rato, Mauro el dueño se levanta. Del estado en el que estaba, se choca con todas las paredes, se cae arriba nuestro.
De repente se escucha un ruido como de canilla abierta…
Yo solo rogaba que lo que estaba pasando no sucediera encima mío.
A la mañana cuando me levanto, un charco enorme y mi ropa estaba TODA orinada. Había dejado una calza preparada, medias y la toalla había quedado por ahí. Así que eso, se empapó todo. La única calza que tenía, ya no podía usarla. Tuve que salir esa misma mañana a comprarme un jogging o algo, y recuerdo que me rompieron el orto. Lo mismo la toalla, llegué de la bicicleteada y quería bañarme. Me sequé con los pedacitos de toalla que no habían sido meados. Una bella experiencia.
Fue el día más amargo del viaje. No podía creer que terminará con ese sabor de bronca. Tuve la delicadeza de al menos comprarles unos alfajores por darme un techo, le dije lo que había pasado porque ellos seguían como sin enterarse de todo lo sucedido y me fui.
SEGUNDA EXPERIENCIA
En ese mismo viaje, luego de VLA me fui a Bariloche. Ya traumada por la situación, iba a caer a la casa de otro hombre. Este era Santi, un pibe súper copado, un bombero rasta. Lo primero que hice fue contarle lo que me había pasado y puedo todavía escuchar su risa burlona y mis ganas de cagarlo a piñas.
Con Santi no tengo nada malo que contar, porque la experiencia fue increíble. Nos cagabamos mucho de risa, era muy atento y me hacía bullying por cuálquier cosa. Pero al menos, no me meo la ropa. El jipi, es una de las personas con las que conservo contacto y le tengo muchísimo aprecio.
No voy a contar toooodas las experiencias porque fueron muchas, y muchas realmente muy lindas. Estás últimas dos que siguen si merecen ser contadas. Una porque demuestra los momentos mágicos que suceden al viajar, y la otra casi igual pero que deja en evidencia primeramente que algunos chabones son una basura.
EL MAS BIZARRO Tuve alojamientos de todo tipo y color. Casitas hermosas, lujo total, casitas humildes llenas de amor y otras medio bizarras pero no por ello peores. Y siempre agradecida de haber tenido como sea un techo y poder dormir calentita.
Este fue en Rio Gallegos, viajando con mi pareja. El tipo, H, nos avisó que tenia una casa que estaba en construyendo que estaría llena de polvo y no tenia mobiliario pero que si nos servía tirar dos colchones, estaba allí para nosotros.
Asi que bueno, aceptamos obviamente porque no teníamos muchas alternativas. La casa sólo disponía de una cocina, horno. Una estufa, y un baño no ducha. Nada mas. Y con eso, fuimos felices. Ibamos a hacer las compras, y la alacena era un rincon del piso de madera. La foto de la portada, es de esta casa que les cuento. Calefacción no faltaba ni en pedo, tenía dos estufas que tiraban a lo loco y por suerte teniamos cocina para poder cocinarnos. Así que ahí nos ven, merendando unos tesitos en el piso como indiecitos. Pelando y cortando la cebolla en el sopi. El baño no tenia bacha, así que nos lavabamos los dientes y los platos en la ducha.
Era todo como el antiguo sistema, a la vieja usansa. Pero como dije antes, siempre agradecidos de tener este espacio para poder dormir. Nunca nos faltó un techo donde permanecer.
OTRO VIAJE Estando en pareja, dicidi que quería tomarme un tiempo para mí y tomar las riendas de mi viaje. Un poco cansada de ir como pichicho para todos lados, quería ir al Chaltén a conocer por primera vez. Fui hasta ahí a dedo, y cai al pueblo sin un peso. Me quedaban, para ser exactos 100 pesos y tenía algo de plata en la cuenta que era de mi pareja de ese entonces, y la cual no quería tocar. Averigüe en varios hoteles, hostels y demás si les copaba la idea de hacer intercambio por fotos y yo poder alojarme. Había mucha demanda de gente en ese entonces y estaba bastante dificil
Cai en uno de los hostels, Ofrecí intercambio y también, me dijo: mira es difícil, yo te entiendo porque también soy viajero y estoy acá como vos. La noche salía $150. Podría llegar a pagar esos $50, con la plata de la cuenta o ver de hacerla en esos días. Algo iba a surgir. El pibe me dijo: «olvídate». No te hagas problema por esta noche. Yo no lo podía creer y es hasta el día de hoy que le agradezco.
No puedo nombrarlo, pero él sabe que lo quiero un montón. Mientras esperaba ahí mismo que hagan la habitación, etc, aparece Mariano. Un fotógrafo que me habló cuando supo que estaría yendo al Chaltén, me vio ahí, me reconoció y me preguntó si tenía donde parar. Le dije que no, que solo por esa noche me quedaría ahi pero luego no sabía.
Así fue que Mariano me invitó sin conocerme ni nada, a quedarme en su
casa. Estuve un buen tiempo, hasta que no me soporto más y me fui a Calafate jajajaja.
Como ya había gente que sabía que estaría viajando por Chaltén y Calafate, me escribian para salir a fotear o lo que sea.
Aca apareció este personaje, que ya desde antes de viajar me decía que si iba a Calafate me llevaría a la navegación por el glaciar, que me podía quedar en su casa, etc.
Llegue a Calafate, le pregunté si podía quedarme allí, me dijo que podía hacerlo el tiempo que quiera. Estuve un par de días, y de un día para el otro me dijo que se iba a hacer una expedición, y que vendrían unos amigos a quedarse en su casa. Qué entonces, debería irme. Intuyo que porque le hablaba todo el día de mi novio el vio rápidamente que no tendría chances, entonces ya «no me quería en su casa». Esa fue la conclusión que saqué
Pero bueno, empecé a guardar mis cosas y preguntarle a los pocos conocidos donde podría quedarme.
Hice un día un taller de Lightroom, el cual una de las alumnas (eran tres) puso su casa para hacerlo. Ella misma me ofreció llevarme luego a mi casa, y le dije que esa era la última noche que pasaría allí ya que el dueño me había dicho que tenía que irme. Automaticamente, ella, Nadia me dijo: y por qué no te quedas acá? Podés quedarte en esta casa si querés, yo no estoy viviendo Acá ahora, y ya viste que es medio un quilombo pero podés quedarte. Los ojos estaban al borde de llenarse de lágrimas porque sinceramente cuando pasan esas cosas en el camino sin que te las esperes, no podés justificarlas o llamarlas de otra forma que MAGIA. Entonces me dió las llaves, me presento con el vecino por cuálquier cosa, que le pida la clave de internet, etc. En definitiva me había dejado una casa para mí sola.
Y así, le volví a romper las pelotas cada vez que fui a Calafate.
Pero me pareció lindo contar estas experiencias, porque cuando a veces es todo nefasto o una mierda, sale el sol y te ilumina la tarde. Lo más importante, es llevarse después el haber conocido a esas personas y poder volverlas a cruzar.
Ah, y a todo esto caminando hacia la casa a buscar mis cosas, me cruce con Rodri, un pibe que había conocido en Ushuaia que no se qué carajo hacía en Calafate y me llevo a mí y mis cosas en su cuatriciclo al nuevo hogar.
Me gustaría que me cuenten debajo en los comentarios, qué sintieron con las experiencias y si alguna vez les pasó algo igual.
Una pregunta que infinidad y repetida cantidad de veces me hacen por mes, diría. Asi que aquí les respondo, según mi manera de ver las cosas y también basada en cómo yo elegí la camara que tengo hoy en día.
Algo importantisimo a saber, comprar una cámara no es algo así tan simple como, «ah! me voy a comprar una cámara». No. Uno no se compra zapatillas, sin saber qué estilo le gusta, cuanto calza, y para que las va a usar. Entonces, considero que comprar una cámara es oportunamente la misma situación. Depende de muchos factores, qué camara puedo recomendarte.
En mi experiencia, yo comencé con cámaras pocket porque para mí la fotografía era más una diversión. A los 15 años me regalaron la primera, una Sony CyberShot que la amaba y con la que le sacaba fotos hasta a las paredes. Obviamente sin tener noción básica ni mínima de qué era la fotografía, pero ahí empecé a interesarme un poco. Con los años, tuve parejas fotografos y demás y tuve la oportunidad de conocer varios equipos, marcas.
Cuando ya me empezó a gustar un poco más en serio, comencé viendo tutoriales de Youtube para aprender los aspectos básicos y al menos poder dominar la cámara el día que la tuviera. Así comencé.
Como no disponia del dinero para comprarme una reflex, compré una cámara analógica.
Un año después, habiendole sacado el jugo a esta, ya con más cancha y conocimientos no necesité preguntarle a nadie qué cámara comprar. Sabía que la que necesitaba se iba a adecuar a varios factores que dependian de mí:
1) Según el presupuesto Tenemos cámaras de todos los tipos y todos los colores. Esto quiere decir, de todo tipo de precios, formatos, características. Entonces, de qué dinero disponemos? Si sólo tenemos $3000 pesos, lo más probable es que podamos comprar una cámara pocket, de las viejitas. Si disponemos de $9000 a $15000, podemos adquirir una cámara bridge (intermedia) o alguna reflex usada. Si disponemos de unos $20000 en adelante, estaremos hablando de una cámara reflex (maaaas o menos).
2) Para qué vamos a usar la cámara? Siempre digo, que para mí es preferible tener conocimiento sobre fotografía, y luego cada uno con esa experiencia y conocimiento poder elegir y asesorarse. Tal cual como el ejemplo de las zapatillas. No es lo mismo si nos gusta el retrato, si nos gusta la fotografía nocturna, el paisaje, fauna o sólo queremos tener «fotos lindas» de las vacaciones. Para cada caso será diferente.
Entonces, en conclusion, no puedo decirte: comprate esta zapatilla que es un caño, son para running, si quizás vos después querés hacer tenis. Porque probablemente esa zapatilla te sirva, si, pero no es la adecuada para ese deporte. Con la fotografía pasa exactamente lo mismo.
Hay muchisima variedad de cámaras, tipos, formatos y precios como decía anteriormente.
Quizás, todo lo que necesites es una cámara bridge que es algo intermedio, pero la realidad es que hoy en día está casi al mismo precio que una reflex. Quizás, sólo necesites una gopro para poder llevarla a todos lados y tener versatilidad de calidad, opciones que ofrece, y demás. Eso lo sabrás vos.
Cada cámara es diferente, y tiene muchisimas características.
Está bueno empezar por una cámara básica, que te sirva para aprender y luego irás conociendo las limitaciones que esta tiene, según el tipo de fotografía que hagas. Esta misma, te hará saber cuando es la hora de un cambio. Es más, yo soy pro de no comprar el mejor equipo ni el más caro. Prefiero comprar una cámara básica y hasta usada, ya que luego lo que nos va a dar versatilidad y diferentes opciones para crear composiciones serán los objetivos. Prefiero invertir luego en varios de estos, y no en la cámara más cara de todas con un solo lente.
Lo mismo pasa con los objetivos. Cómo saber cuales comprar, si no sabemos qué ni cómo vamos a fotografíar? Puedo recomendarte el «mejor» lente del mundo, pero eso será en base a mi experiencia. Y no habra nada mejor que TU propia experiencia.
Aprovecho de paso también, a compartirte este video motivacional que hice para todos aquellos que quieren comenzar con la fotografía como hobby o profesión y que es un tanto caro y muchas veces nos desanimamos.
Hoy les vengo a contar de cuando hice el Bosque de Arrayanes, en bicicleta. La siguiente crónica entonces, pertenece al primer viaje que hice sola, cuando recien me iniciaba en la fotografía con una cámara analógica, y una cámara pocket sony que ya regalé. Este fue como les decía mi primer viaje, pero también fueron mis primeras «vacaciones» porque aún trabajaba, que hacía sola. Siempre me intrigó el sur. Poco conocía de Argentina, y creo que no más que Jujuy, Santa Fé, Córdoba y Catamarca. No fui de viaje de egresados, con lo que tampoco conocía el paisaje barilochense. Así que ahí me vine, preparando la valija y diagramando este viaje. Hoy no puedo recordar cómo conocí Couchsurfing, pero lo vi viable para ahorrar dinero en alojamiento ya que tampoco disponía de gran dinero para gastar. Realmente en este que fue mi último trabajo, ganaba muy poco. Me empeñé entonces, en ver las maneras de gastar lo menos posible. Saqué los pasajes, busqué alojamiento en Couchsurfing para Villa La Angostura y Bariloche. Tenia muchísimas ganas de recorrer ambos destinos, en el vehículo que más amo y disfruto: la querida bicicleta. Y así fue. Lo primero que hice sin dudas, fue conocer este maravilloso bosque, el de Arrayanes. Que en realidad, fue el principal objetivo del viaje y por el cual decidí ir al sur. Movida y motivada por la canción de Spinetta «Cómo un perro», que decía: «Por que tu amor puede obligar? me lleva de ciudad en ciudad y hasta en un bosque de Arrayanes, te sigo sin necesidad». Ahi escuché por primera vez esa palabra, y la busqué. Fascinada con las fotos, dije: Quiero ir ahí. Y casi que lo recuerdo, como si fuera hoy porque lo disfruté como nunca. Alquilé la bici en la avenida, ya que al ahorrar en alojamiento podía darme esos «gustitos» o permitirme gastar el dinero en esas cosas, y bicicletee hasta el puerto, donde inicia este parque Nacional: La península de Quetrihue (que significa: donde hay Arrayanes).
Me dirijo hacia la oficina para abonar la entrada, y tres chicos que estaban entrando me dicen: «Hola! vas al parque? Deciles que venis con nosotros, así no pagas la entrada…». Yo: no! en serio? Sisi! Venite atrás nuestro y no pagas. Imagínense, llegar hasta el lugar y encontrarse con esas situaciones mágicas. Si, la magia de los viajes ya estaba empezando a suceder. Tenia un poco de miedo, sobre todo de pinchar una goma porque no tenia nada. y cuando digo nada, abarca también comida y agua. Me pasa siempre lo mismo, que me da vagancia portar con esas cosas. Después sufro «como un perro», y tal cual así fue. Me cagué de sed, hablando en criollo. De todas formas, el camino fue alucinante hacerlo en bicicleta. Nunca había andado en terrenos «agrestes» y me encantó. Visité el primer parador. Moría con la vista. Allí estaba una señora, a la cual le pido que me saque una foto, y esta fue la primer foto:
No señora, al revés! Me heché a reír, que no podía mas. Cosas típicas que pasan. Y así seguí, durante esos 13km. La primer parte, 2km de escaleras fue la más «fea», por decirlo así porque tenia que cargar con la bici al hombro. Disfruté mucho sobre todo las bajadas. Leía los carteles que decían: «Cuidado, pendiente peligrosa». Y yo en mi cabeza decia: bah, qué tan peligroso podría ser? Y así me mandaba como kamikaze sin bajar la velocidad. No me caí, pero estuve cerca varias veces pasando por filos y realmente eran bajadas pronunciadas (no lo hagan en sus casas!). Sí, suelo ser muy inconsciente a veces pero se que la naturaleza me proteje.
En el camino, los que me conocen bien podrán adivinar a quien me encontré y me siguío todo el camino.
Si, un perrito muy hermoso al que bauticé esa misma tarde Rómulo, porque era muy parecido a mi perrita Ruma. Llegué finalmente al bosque, que se encuentra al final de la península. Até la bici, y Rómulo parecía estar en su casa. Me dediqué a recorrer un rato el bosque y fotografíarlo, pero la sed me ganaba.
Así que fue urgente a una casita de te, entrengandome al robo porque obviamente sabía que iban a asaltarme con el precio. Pero es el precio que uno tiene que pagar cuando es gil! jaja. Asi que me tome el agua desesperada, y me fui a contemplar el horizonte en el puerto. A lo lejos, veo a los chicos que me «hicieron pasar», y les saqué esta foto con la analógica
Me quedé un buen rato sentada ahí, estirando las piernas, descansando mientras tomaba fotos. Le saqué de incognita a dos chicas que estaban tomando mate, y al rato ellas se acercan y me dicen: Hola, cómo estas? Querés que te saquemos una foto? Yo, medio rehacia a esas cosas les dije: bueno dale, yo les saqué una a ustedes!
Fue una hermosa tarde, en la que aprendí sobre todo que hay que llevar agua! No se olviden nunca! jaja.
Emprendi la vuelta al ratito, porque no quería que anochezca y claramente me dedique a ir a comer y beber para festejar la bicicleteada.
Si van a Neuquén, no se pierdan entonces de realizar esta visita al hermoso bosque!
Llegamos a Las Cuevas, los tres, en medio de una tormenta de nieve. Contemplamos todo el camino los escenarios mágicos que nos regalo la ruta mendocina. Esas subidas, bajadas, precipicios y túneles. Ni que hablar de la paleta de colores, los cerros pintados como una bella pintura de Van Gogh.
Al llegar, fue increíble. Estar en contacto otra vez con la nieve, en cantidades desorbitantes. Si, estábamos en medio de la cordillera. Ahora que lo pienso, y me imagino a mí y me veo desde afuera, lo pequeñita que sería rodeada de todas esas montañas. En el siguiente video pueden ver un poco de las cuevas:
Las cuevas es un pueblo muy de película. Realmente, es mucha la historia que nos cuenta. Las vías del ferrocarril eléctrico y lo que hoy quedó como un montón de chapas. Los galpones, los túneles del tren Trasandino. Ahí estaría nuestro desafio: Estábamos reviviendo al pueblo con más de 15 fotógrafos, dándole vida. Habitando cada uno de los lugares, contemplando lo que cada uno de ellos podía ofrecernos y contarnos.
El sonido más característico de Las Cuevas los días de tormenta de nieve, es el silencio.
El silencio es un sonido en sí mismo? Yo creo que sí, y fue muy bello disfrutarlo. Nunca había sido tan consciente de ese silencio absoluto. Uno en casa, o esté donde esté siempre escucha algo. Una heladera, un motor, un auto que pasa a lo lejos, un termotanque. Acá, nada. O mucho. Paz.
A mi particularmente, la puna me atacó como suele pasarme. Me senti horrible el primer dia, luego de dormir y dejar que el cuerpo repose solo mejore muchisimo. En el siguiente video, van a poder observar el clima cuando llegamos, y el día del taller:
Dos días después, estaban llegando los primeros alumnos. Al otro día, el resto. Comenzamos con una charla introductoria presentándonos entre todos, contando cada uno nuestras realidades y quienes somos.
Así continuaba el workshop, y aquí un compiladito de esos días.
El primer día entonces, dimos la teoría introductoria de Fotografía Nocturna, de la mano de Rodrigo Terrén. Allí contamos nuestras experiencias e historias, a través de nuestras fotografías. Tuvimos también la participación de Charly Quintela, que agregó su conocimiento sobre las auroras boreales en Alaska, su paso por EE.UU y Canadá. A la noche, realizamos entonces la primer salida práctica. Comenzamos con una noche despejada que lentamente se transformó en nevada y viento. Al día siguiente continuamos con un poco de composición en fotografía nocturna, y luego quedaron liberados con la tarea de buscar cada uno al atardecer, posibles encuadres para a la noche realizar sus propias producciones.
Fueron muy bellos los resultados, y verlos participar en conjunto craneando ideas, organizandose con los roles y proyectando todo.
Finalmente el dia lunes, hicimos la teoría y práctica con Lightroom, un programa de revelado digital para darle una terminación a las imágenes, revisar posibles errores y aclarar dudas.
Realmente estamos muy agradecidos de esto que fue un desafio para todos. Adentrarnos una vez más a la aventura, a lo desconocido, a enfrentar la noche y sus obstáculos. A conocernos, a conectarnos y a aprender juntos.
Gracias a todos!!!
Hace una semana atrás, exactamente, caminando por las calles de Palermo con mi amiga Nika de Ushuaia, encontré en el umbral de una ventana (no sé si se llama así) una pila de libros. Obviamente, mi naturaleza ciruja paró a verlos. Estaban intactos, parecían súper nuevos. El primero que vi, fue uno cuyo título es «los mensajes ocultos del agua». Listo, este se viene conmigo. Seguimos mirando el resto, pero eran de autoayuda, cosas a mí sinceramente no me interesan mucho en forma de libros.
La cuestión es que ni me aguanté de llegar a mi casa, que a la vuelta subí al colectivo y ya necesitaba darle una leída a sus primeras hojas. Realmente me cautivó y atrapó. Tanto que le dediqué un rato todos los días, hasta hoy que ya lo finalicé. No es tampoco un libro tan grande, sumado que además tiene muchas imágenes preciosas que les compartiré aquí pero de veras me atrapó y me insertó en un viaje maravilloso y desconocido. Por eso, por este motivo es que quiero compartirles mi visión y hacerles llegar este autor porque su trabajo lo merece, y el agua más que nunca.
Creo que es importante, detenernos un segundo a pensar y reflexionar sobre la importancia que el agua tiene en nuestras vidas. No solamente es algo de lo que bebemos cuando tenemos sed, o más allá de que sabemos porque lo hemos escuchado hasta el cansancio que es buena para la salud, los dos litros de agua por día, etc.
Sin embargo, nos preocupamos demasiado por comprar agua mineral, porque creemos que esta es mucho mejor que la que nos ofrece el grifo. En cierta medida, sí lo es, dependiendo del lugar donde vivimos. Pero la realidad, es que la naturaleza del agua, es ser libre y fluir. Ese será el agua que finalmente, haga bien a nuestro organismo.
No somos conscientes que nuestro cuerpo está constituido en un %70 de agua. Cuando nacemos, incluso, por un %90 y cuando aún somos un feto, somos %99 agua. Basta con detenernos un poco ante la naturaleza y observar qué pasa con el agua, cuando está estancada. No tiene buen color, podríamos decir que está podrida. No se acercan los animales a beberla, porque obviamente saben que está estancada y no es buena. Entonces, el agua que no fluye, que no corre, no es buena. No tiene vida. Lo mismo pasa con nuestro cuerpo, el agua que tenemos dentro nuestro, necesita fluir. Necesita estar en movimiento para estar viva.
Cuando estamos enfermos, es porque somos como ese lago de agua estancada. No está en movimiento.
El autor de este libro, Masaru Emoto hizo una serie de investigaciones, de las cuales fue tomando fotografías a los cristales de agua. Colocó ante frascos de agua, palabras tales como «Amor, tonto, y Amor y Gratitud». A otros, simplemente no les puso nada. El resultado fue que al que tenía la palabra tonto, generaba cristales deformados. Aquel que tenia la apalabra «Amor», desarrollaba cristales perfectos y preciosos. Al que le puso la composición de las palabras «Amor y Gratitud» generaba un cristal, aún más perfecto y hermoso. Y aquel que habría sido ignorado, simplemente un cristal deforme.
Con esto, demostró la importancia de las palabras en los cristales de agua. Y si nosotros estamos compuestos por un %70 de agua, como creemos que no influyen estas palabras en nosotros? Es interesante ponerse a pensar en ello. Lo mismo sucedió con diferentes estilos de música. Los cristales respondían mejor, y se formaban más bellos ante una música tranquila, cantos tibetanos, sinfonías. No así, con canciones de heavy metal por ejemplo.
La misma prueba se hizo con granos de arroz. Siendo el frasco ignorado, el que se pudría más rápido. Queda demostrado así, cuán imporatnte son las palabras «amor y gratitud», y que ser ridiculizado es menos doloroso que ser ignorado.
Hoy vivimos en un mundo cargado de negatividad, de apego, de que ignoramos al otro. Y no somos conscientes de como todo esto repercute en nuestro cuerpo. La televisión, las noticias no hacen mas que transmitirnos cosas negativas. Muertes, asaltos, tristeza. El agua de nuestro cuerpo, entonces, se llena de dolor ante todo esto. Con qué necesidad? No se trata de obviar la realidad, porque sabemos que esto sucede día a día. Pero uno elige, de qué manera quiere vivir y cómo alimentamos al agua de nuestro cuerpo. Hace 8 años que no miro televisión, inconscientemente ya estaba eligiendo cuidar al agua de mi cuerpo. Nunca me gusto, por esto que acabo de mencionar. Sentía una negatividad inmensa en mi cuerpo, y de veras me llena de mal humor, me irrita escuchar las noticias. Despertarme escuchando una noticia de muerte, o de lo que sea hace que ya mi día automáticamente se programe de mala vibra. Por que esto, es lo que transmiten las palabras y todo a nuestro al rededor. Vibraciones. Todo en el mundo es vibración, energía. Algo que no sabia y que este libro me enseño, entre tantas cosas, es que de allí surgen los idiomas. Por eso tenemos tantos en el mundo, porque cada lugar, cada escenario natural emite vibraciones distintas, cada ciudad vibra de una manera diferente según su paisaje. Cada vibración es un lenguaje diferente entonces.
Nosotros somos partícipes y totales responsables de todo. Nosotros tenemos la fuerza necesaria y las herramientas para cambiar al mundo, para cambiar nuestra realidad y dejar de hacer de este planeta, un mundo horrible lleno de odio, contaminación y catástrofes. La contaminación la generamos nosotros, nuestra conciencia.
En definitiva, lo que el agua viene a enseñarnos, es que vivamos con Amor y gratitud. Que prestemos atención, que seamos conscientes y no ignoremos a las personas que queremos. Nuestros hijos, hermanos, amigos familia. El agua carga historia desde hace miles de años.
La próxima vez que me encuentre frente a un glaciar, además de percibir su imponente grandeza, pensaré en toda la historia que porta desde lo más profundo y lejano del universo. El agua recorre todo el mundo, lleva y trae información ancestral. Busca ser respetada, no purificada. Busca ser libre, no contaminada. Fluir y no estancarse, como nosotros.
Seamos conscientes, observemosla. Al hacerlo, le estamos dando vida. Nutramos el agua de nuestro cuerpo bellos pensamientos, con bella música y con lindas palabras. Vivamos con Amor y Gratitud.
Al volver de mi último viaje (Calafate, el año pasado en Julio aprox) muchas cosas habían cambiado, y estaban empezando a cambiar. Mi salud no estaba bien, no podía recuperme. El camino estaba pidiendo a gritos transformarse y empezar de nuevo. Comenzar a trazar nuevos mapas, nuevas aventuras. Desaprender lo aprendido para arrancar de cero. Así fue que me decidí a permanecer en mi ciudad, hasta estar 0km. Lista para volver a salir, con toda la seguridad del mundo. Eso me llevó su buen tiempo, unos 6 meses que para mí fueron una eternidad. Tener que aceptar la ciudad, la locura y permanecer en ella siendo lo más inalterable a ese paisaje sin que me afecte. Todo un desafío. No fue nada fácil, acostumbrarme a mi soledad. A lidiar conmigo misma. Mi pareja ya no estaba, y debía reinventarme sola. Instrumentarme y ser fuerte.
PARTE 1: De Buenos Aires a Catamarca.
En enero, me sentí entonces, lista y con muchas ganas para volver a empezar. Emprendí el viaje saliendo desde Buenos Aires, con mi compañera Ruma y mi papa. Primer destino: Catamarca.
Disfruté los primeros días, las caminatas con mi perra y los atardeceres. Hasta que apareció Ale, compañero de viajes y talleres y no dudamos en hacer uno juntos. Fue todo un éxito! Tanto el de fotografía básica como el de Nocturna. La pasamos muy bien.
Luego de ello, nos dedicamos a conocer un poco de la puna y recorrer.
Cargamos las cosas en la moto, ropa, fotografía y salimos a la ruta con destino a Fiambalá, el Balcón de Pissis.
Atravesando bellísimos paisajes plenos de vegetación, pasamos en cuestión de segundo a la aridez, el adobe. La tranquildad de los pueblos, el viento caluroso que obliga a la gente a permanecer en su hogar y dormir la siesta hasta que el sol baje. El silencio.
Así, llegamos a Fiambalá para el atardecer. Nos fuimos a unos 15km más, hasta Saujil para conocer «La Duna Mágica». Una sola duna. Estuvimos allí la tarde, contemplando cómo el sol caía entre las nubes y la montaña. Y nosotros, rodando por la duna, corriendo carreras hasta llegar al pie. Sin dudas una experiencia muy divertida y recomendable!
Por la noche, a comer y a descansar. Nos esperaba por la mañana temprano, la bellísima vista a los volcanes más altos de latinoamérica: «Los Seismiles».
Nos despertamos, desayunamos, y salimos con dos chicos más también de Buenos Aires que iban a hacer la excursión con nosotros. El viaje fue increíble, escenarios por doquier y tan diversos. Era maravilloso ver cómo de la aridez pasábamos a vegetación sumamente viva, y luego: desierto.
Hasta ahí, todo venía bien. En cada parada, bajabamos a fotografiar, y también aproveché a hacer las producciones de foto para Makalu. Algunas en las que estoy pegando saltos… bueno. Esas fueron las que no estuvieron tan bien. En la Puna, las condiciones son un poco hostiles. Ya a 4000msnm, se complica estar corriendo o hacer grandes esfuerzos. Asi que luego de eso…no quedé muy bien como imaginaran. Ya al llegar al Balcón de Pissis, mi cara era blanca como una hoja y así fue como el resto del viaje me la pasé muda de lo descompuesta que estaba.
Más o menos hasta la noche, me duró ese malestar horrible. Dato a tener en cuenta: la alimentación es importante. No está bueno comer poco, ni comer mucho. Medido, pero con azúcar. Otra cosa es lo brusco con lo que se hace el recorrido. Para el cuerpo es mucha información de golpe estar a 34° de temperatura, y luego estar a 10°, y a 4200msnm! En cuestión de horas, el cuerpo no puede procesar toda esa información.
Bueno, la cuestion es que estuvo buenísimo igual, exceptuando este bello acontecimiento de mi cuerpo endiablado.
Al día siguiente, emprendimos la vuelta al pueblo, a Chumbicha donde estabamos parando con mi Abuela y padre. Las nubes que nos amenazaban, estaban cada vez más encima nuestro cual dibujito animado. Hasta que por fin… nos alcanzaron. No recuerdo cuántos kms habremos hecho con esa lluvia torrencial. Fue una linda experiencia, aunque les parezca mentira. En los viajes, hay que experimentar todo, y ese todo es parte del viaje.
Llegamos a Chumbicha chorreando agua por todos lados, con frio. Directo a una ducha caliente. No les puedo explicar la cara de mi viejo cuando me vio toda hecha sopa. Me quería matar, pero pobre ya está curado de espanto de que no le hago mucho miedo a esas cosas y amo kamikazearla. Me parecía divertido como si tuviera 8 años.
Más o menos en esos días, terminó el viaje en la provincia. Ale volvió a Buenos Aires, yo comencé a bajar. Mi destino era una vez más, la Patagonia.
Tenía más o menos trazado un recorrido, que finalmente no fue ni similar en un 15%. Estoy convencida de que planear no sirve de mucho, porque todo cambia siempre a último momento y está bárbaro. Así terminé, en Bariloche.
PARTE 2: De Catamarca a Bariloche.
Tomé un micro desde La Rioja, hasta Mendoza, y de Mendoza a Bariloche. No les puedo explicar el calor que hacía en Mendoza, y el calor que pasé en el micro. Mientras hacía tiempo para el otro micro, entré negocio por negocio a ver cual estaba más frió. En la terminal, NINGUNO tenía aire, y si lo tenían, realmente no se notaba. Sentía que estaba al borde de morir. Con la mochila enorme, la mochila con mi equipo colgada adelante que es de 40litros, y una bolsa que tenía la heladerita con mis medicamentos. No podía más, literalmente. Me estaba ya bajando la presión del calor que mi cuerpo había acumulado. Dejé mis cosas en la terminal, y me fui con el equipo en busca de un lugar fresco en el centro. Ahí me quedé como 2 hs, hasta que logré bajar la temperatura. Tomé el otro micro, y dormí unas cuantas horas.
Bariloche me recibió con un día espléndido, un sol radiante que bañaba todo el lago.
Hambrienta, fui a deleitarme a Rapa Nui con una rica merienda. Volver a a ver a Santi, mi amigo que agradezco siempre, que tiene un lugarcito para mí.
Reencontrarme con el paisaje, mi amigo Lucho con quien disfrutamos de muchas birras, paseos y guitarreadas. Es más! Grabamos un tema suyo juntos, que áun no subí y prometo hacerlo pronto.
Bariloche es un lugar que siempre vuelvo, me siento a gusto.
PARTE 3: De Bariloche a Piedra Parada.
A los pocos días, saben qué? Me volví a encontrar con Ale! Sí, era el encuentro de Piedra Parada. Mis planes no habían salido como quería, y en realidad no era el destino ir a Bariloche, pero terminé ahí. Ale también, así que me sumé al encuentro de Fotografía Nocturna, que no estaba en los planes.
Así salimos un viernes. Conocí a Milva, una piba loca como una, pero con una sincronicidad tremenda. En cuestión de segundos nos hicimos muy cómplices.
El viaje fue tipo esos de egresados, no por el descontrol si no porque nos convertirmos en adolescentes, cantando, haciendo giladas, etc.
Llegamos a Piedra, un paisaje de otro mundo. Un escenario lunar de no creer. Esas formaciones rocosas que te ponen la piel de gallina, (o al menos a mí que me encanta la geología). La famosa y dichosa «Piedra Parada», una cosa enorme que fue lo que quedó, del centro de un volcán. En realidad, es lava solidificada si no me equivoco (Si le erré, y mi profe de Geografía lee esto, me caga a piñas). Estar frente a ella, caminar a su al rededor, rodearla es increíble. Su inmensidad no se percibe en una foto, así no más. Un lugar mágico en medio de la nada. Y que hablar, de la gente que conocí alla! Gente con la que nos conectamos usualmente en facebook pero no tenía oportunidad de conocer en persona, como a Pau, a Walter, a Sebas, y algún otro que me estoy olvidando.
Además de toda esta movida fotográfica, Piedra Parada es el parque de diversiones de los escaladores, con los cuales compartimos también estos cuatro días. Era un mix digno de apreciar. Comunion total.
Fue un lindo encuentro, en un lugar recóndito en el medio de la nada, sin internet, desconectados totalmente haciendo lo que nos gusta, compartiendo y claro el último día fue una fiesta, literal.
PARTE 4: De Piedra Parada a Bariloche
Retornamos todos a Bariloche, disfrutamos la última noche con los chicos, y al día siguiente un terrible desayuno en Rapa Nui (si, somos todos gordos, yo trabajo más que nada para comer).
Seguí sola en Bariloche, y a los poquitos días activé para recorrer el circuito chico en bici. Asi que me contacté con Circuito Chico Adventures, quienes gentilmente me dieron una bici a cambio de las fotografías que realicé allí. Linda experiencia, los primeros km me mataron. Todo subida, pensé que iba a morir. Otra de las tantas veces donde me digo: quien carajo me mandó a hacer esto! Pero fue increíble, posta. Me tocó un día precioso, soleado y caluroso. Hice mi parada para almorzar, claro, frente a los lagos. Bellísimo.
Días después, me propuse hacer también, la excursión a Puerto Blest, que hacía mucho tenía en mente. Me comuniqué con Turisur, empresa de viajes y turismo y de la misma forma accedí a la navegación por Blest y el lago frías. La selva valdiviana patagónica, es hermosa. Otro día hermoso me tocó.
El color de sus aguas, entre verde y celeste es de no creer. Perderse en el bosque, adentrarse en el silencio.
Cascadas, lagos, cerros, árboles enormes con miles de años, hermoso.
El lago frías, de un color totalmente distinto. Su color verde lechoso, debido al origen glaciario es algo único. Allí en el puerto, la motocicleta con la que el Che hizo uno de sus tantos viajes por latinoamérica, y la frontera chilena.
Ya habiendo cumplido mi ciclo en Bariloche, habiendome tomado unos cuántos submarinos con tortas decidí marcharme, para volver a uno de los lugares que más amo en el mundo: El Chaltén.
Agradezco a la gente de Chaltén Travel, que gracias a ellos pude ir hasta allá.
PARTE 5: De Bariloche al Chaltén
Un viernes (creo) arranqué tempranito, primeras horas del amanecer para tomar el colectivo directo al paraíso. Ahí estuve esperando en la parada, porque no salía de la terminal, y un poco con incertidumbre porque siempre la pifio en algo, entonces tal vez no salía de ahí el micro. En eso veo un pibe rubio, cargando 45 cosas que se le caían por los lados cual Ekeko, y en un español extraño (como que era re de afuera). Me pregunta si de ahí salía Chaltén Travel. Dije que sí, asumiendo en mi cabeza entonces, que los dos no podíamos estar equivocados.
Este bello ser, Matthias, se transformó en mi compañero de viaje. No solo compartimos 14mil horas de ruta hablando, si no que seguimos conectados al llegar al Chalten para salir a hacer senderos juntos. Matthias, otro viajero como yo que venía desde Suiza viajando por toda Latinoamerica en moto, hasta San Martin de Los Andes que se rompió. Sin dudas un loco de la guerra, con su compañera llama «Mochi». Yo le repetía todo el tiempo que estaba mal de la cabeza, arriesgándose a cualquier cosa con su drone.
En fin. Días después, el suizo partió, y saben quien volvio? Si! Ale nuevamente! Coordianamos para hacer un nuevo taller en Calafate.
Mientras tanto, a mi me habían convocado en el verano la gente de Cultura de El Chaltén para realizar una muestra fotográfica. Un orgullo y un placer para mí, estar mostrando mi trabajo en un lugar que amo y aprecio tanto. Fue todo un desafio hasta ese entonces, ponerme a mirar mi pasado en fotos, de mis viajes anteriores. Reconstruir desde ahí. Me gustó mucho hacerlo. Ale me dio una gran mano con el armado, y sobre todo con las impresiones ya que me las trajo de Buenos Aires.
Cuando terminamos ya con esa parte, nos dedicamos a recorrer. Ir al cerro torre, como algunos ya saben yo fui por tercera vez, y esa fue la vencida. Pueden leer las dos crónicas con respecto a eso en aquí: Parte1 y Parte2
Una noche espectacular nos toco, y al día siguiente todos rotos, nos fuimos para el Lago del desierto.
A todo esto, me reecontre en Chaltén con Franco. Una persona adorable que tuve el gusto de conocer, el primer día que llegué a Chaltén por primera vez. Agradecida siempre de su ayuda y su buena onda. Tambien reecontrarme con mi otro surfer, Mariano, un loco apasionado por la fotografía analógica.
Estuvimos parando en Patagonia Hostel, y con ellos realizamos entonces la excursión a lago del desierto. Día más hermoso, no podía haber tocado. Pero sin dudas estábamos muertísimos! habíamos bajado del torre a las 2 de la mañana, llegamos a las 4 y las 5 estábamos comiéndonos una milanesa en Rancho Grande.
En ese viaje al Lago, conocimos a Franco (otro Franco), quien nos llevó. También, otro loco apasionado por la fotografía analógica y experimental.
Al regreso, pasé por uno de los hoteles más reconocidos y hermosos que puede haber en Chaltén, pero alejado de todo: El Pilar, a unos 15km del pueblo. Nunca había ido hasta allá, y mucho menos conocía por dentro. Fui en busca de Cris, una de las encargadas y no les puedo explicar la sensación maravillosa que experimenté en ese lugar. Fui a hacerles fotos, pero me quedé encantada con la vista, la casa, el living, todo. Todo era muy cálido, y agradable. Qué decir de Cris y Guille, que reflejan tanto lo que es ese lugar. No puedo olvidarme de Coca, la mascota de El Pilar! Una gata traviesa y súper adorable. Bueno hay mucho por contar, pero no podía dejar de contar esto que para mí fue único. Un lugar hermoso donde me sentí muy a gusto y sin dudas volveré. Acá pueden ver las fotos
Todo en Chaltén es mágico. Su gente, la noche, las estrellas, la naturaleza. Pero un día tocó irme también. Fuimos con Ale a Calafate, donde organizamos el taller gratuito.
PARTE 6: De Chaltén a Calafate.
En Calafate, llegó un poco el relax gastronómico. Pasamos nuestros días en La Zorra, donde nos hicimos habitúes. Dimos un hermoso taller gratuito apoyado por la municipalidad de calafate, para unas 20 personas. Fotografía nocturna, y al día siguiente revelado digital.
No faltaron también las meriendas y desayunos chocolatosos.
Agradecer mucho a Nadia, quien una vez más me brindo un espacio donde estar y dormir, de lo más cómodos con los dos pichichos que me olvidé los nombres.
A walter, por invitarnos esas pizzas tan caseras que hizo! El anfitrión numero uno y el mejor que podemos tener los fotógrafos. Alguien que hizo mucho para que nosotros estemos acá, haciendo esto que nos gusta y que sin dudas fue un placer conocerlo en Piedra, donde también en Chaltén nos encontramos a comer juntos.
Acá un poco, termina este viaje lleno de anéctodas, sueños, caminos y gente. Digo un poco, porque tampoco fue tan así. Faltaba la vuelta!
El último día, me reencontre con Jony, el rasta para disfrutar del glaciar antes de irme.
PARTE 7: De Calafate a Buenos Aires
Bueno, si hasta acá todo les pareció mucho, no saben lo que fue esta vuelta.
Yo, como siempre sin un peso. Porque esa es mi realidad, no porque me vaya mal si no porque no ahorro. Prefiero disfrutar de lo que tengo, gastándolo y no haciendome problema si mañana ya no hay más.
Entonces, para volver a Buenos Aires no tenía muchas alternativas porque no tenía dinero. Decidí volver a dedo, ya había hecho esto otras veces, pero nunca lo hice sola en grandes tramos.
Me levanté entonces, temprano un dia, cuando aún era de noche, me tomé un te, saludé a la chica del camping y partí a la salida de Calafate. Muchisimo frio, pero con todo el peso que traía encima, y las cuadras que caminé eso ya ni se notaba. Un amanecer iba asomando, de colores violetas y naranjas, hermoso. Llegué a la salida, apoyo mi mochila en el suelo, me saco la campera, y para el primer auto. Un repartidor de Andreani, que iba a Rio Gallegos.
– Te sirve? para donde vas?
– Voy para Buenos Aires, pero cualquier lugar que me acerque está bien!
– Bueno bárbaro, subí nomas.
Subí, y fuimos un poco charlando de lo básico, como te llamas, que hacés por acá, etc.
Me dejó en el puesto de Guer Aike, a la salida de Gallegos, que ahí pasaban bastantes camiones y autos y podía tener suerte. Me bajé, se acerca gendarmería para que vaya a dejar mis datos. A cara de perro, entro y les doy mi DNI como pidieron (odio estas cosas). Me preguntaron hacía donde iba, le dije a Buenos Aires. Uno de ellos, me dice: parate ahí, donde esta esa columna así te da el sol y no te da frio, que de ese lado pasan muchos camiones que te pueden llevar. Yo, del otro lado paro a los autos y les pregunto a donde van, si alguien va para Buenos Aires, o por ahi, les pregunto si te pueden llevar,te parece? PERO CLARO! parecía un sueño, tanta amabilidad que no se podía creer. Salgo entonces del puesto, apoyo mi mochila y me quedo donde me dijo. Empiezo a hacer dedo, pasa un camion: nada. Pasa el segundo, frena al costado y me espera. Voy corriendo, le digo que voy hasta Bs. As si me puede llevar. Claro que si! Me dice.
Me subo, y ahí emepezó una aventura de 3 días.
Viajé con Hernan, que atrás venía en otro camion su compañero. Dos chilenos, copadisimos. Los hermanos de nuestro país son increíbles, pese a lo que la mayoría piensa.
Compartimos largas horas, de café, comida, musica y muchiiiiisima charla. Vivir la vida de ellos, es una locura. DOrmir 4 hs al día, estar el resto de el despierto y presente en la ruta para llegar a tiempo, y llegar bien.
Una experiecia que no voy a olvidar. Cansadísima llegué a Buenos Aires, me dejaron en Ezeiza. Tremendo calor, y ya extrañando el sur. Mientras esperaba el bus para llevarme a capital, una foto del Fitz Roy enorme, en un cartel de la vía publica. Primeras horas en Buenos Aires, y ya extrañaba tanto volver.
9mil quilometros, 50 días de viaje. Todas las casas donde dormí, toda la gente con la que compartí, las veces que me cagué de frio, los adorables perros que se me cruzaron, los trabajos que hice. Todo eso fue parte de esta hermosa experiencia, y no quiero dejar de sobre todo, agradecer.
AGRADECIMIENTOS:
Mi papa, abuela, tía, primos por el aguante en los talleres, el alojamiento, la comida, compartir conmigo la fotografía. A todos los que asistieron a los talleres, y amaron a Ruma.
A Ruma, por bancarme por estar siempre ahí. Compartir lo que me gusta hacer.
A Ale, por ser parte de a tramos en este viaje y muchos otros momentos.
a Milva, por conocernos y ser tán complices, tan simples rápidamente.
A Santi por brindarme una vez más su hogar, la buena onda y los buenos momentos.
A Lucho, por esas tardes de música, de birras y paseos.
A Turisur, por la increíble experiencia de Puerto Blest, y Lago Frías.
A Circuito Chico Adventures por brindarme la bici para rodar por el circuito Chico.
A Chaltén Travel por el alojamiento y pasaje hasta el Chaltén
A Franco por el aguante de siempre, los paseos y las birras (uff!!).
A Mathi, Cachito, por su compañerismo, dulzura, risas y momentos.
A Sasa, por habernos encontrado, por legarme su comida!
A Patagonia Hostel, por alojarnos y llevarnos a Lago del Desierto
A la gente de Cultura y Turismo de El Chaltén, Alvaro, Pia, Sole, María por recibirme siempre y organizar la muestra de fotos
A Mariana de las Agachonas, a Cris y Guille de El Pilar por confiar en mi trabajo.
A Lucas, por prestarme la bolsa para vivakear en el torre.
A Walter por los momentos, las charlas y el aguante
A la gente de la municipalidad de Calafate por apoyarnos con el taller. Al Choca por la gestion!
A Nadia por darme por como 4ta vez su casa, llevarnos a la radio.
A Jony por acompañarme al glaciar una vez mas y pasar una bella tarde (congelada!)
A Hernán, por haberme llevado a casa.
A Makalu, por el apoyo incondicional y brindarme la ropa técnica que tanto necesito.
Al apoyo de todos. Gracias a todos por leer